Siempre recordaré con afecto y una sonrisa a J.K. Galbraith, uno de mis maestros y fundamentalmente un hombre bueno. Pero de entre todas sus ideas, hay una que siempre tengo presente: la ética de la distancia de escape.
Sería muy largo exponer aquí, aunque fuera sintéticamente, qué entendía por la ética de la distancia de escape. Pero quizás baste citar uno de sus recuerdos al efecto: Nixon no era un hombre despiadado en esencia, pero hay una gran diferencia entre la toma de decisión en la aséptica atmosfera de un despacho y las consecuencias reales de la misma. Hay un abismo entre firmar una orden presidencial en la quietud de Washington y los cuerpos quemados por el napalm en los arrozales y aldeas vietnamitas.
Es la ética de la distancia de escape, la ventaja de vivir en mundos paralelos pese a la globalización y la tecnología absoluta. No existen dobles morales en el sentido peyorativo del término, tan sólo múltiples mundos que se superponen levemente, causando grave devastación a los habitantes de unos y ligeras vibraciones a los de otros.
En esencia, la distancia de escape es un concepto básico en Ecología y de forma resumida se puede decir que es una condición básica para la supervivencia frente a agentes depredadores. Las especies que tienen asumida su distancia de escape frente a otras, disponen de un vector de supervivencia elevada. Pero la paradoja es que los humanos carecemos de distancia de escape frente a nuestros principales depredadores, sencillamente porque estos también son humanos.
En algunas ocasiones, la aplicación de la teoría se lleva a cabo de forma civilizada, es decir ampliamente justificada, como puede ser el caso del bloqueo internacional a Irak previo a la intervención norteamericana. En otras ocasiones, la práctica es sencillamente brutal como es el caso del exterminio de las subrazas por los nacionalsocialistas. Pero también hay una aplicación sutil y encubierta que difícilmente se detecta porque quien la ejecuta es un maestro en el arte del encubrimiento y el despliegue de pantallas de humo.
En esto último, son maestros consumados las clases nobles norteamericanas, educadas en la hipocresía puritana que sirve para un roto y un descosido. ¿Nunca se han preguntado porque Estados Unidos no ha vivido ningún tipo de revolución político – social de amplias consecuencias? Evidentemente, los factores de desigualdad estructural han estado latentes de forma permanente, pero no han sido suficientes para provocar un fenómeno de revocación generalizado. La explicación es sencilla: ausencia de distancia de escape y hábil manipulación de las pantallas de humo basadas en un welfare state que hace tiempo dejó de existir, un patriotismo elemental que nunca debe confundirse con nacionalismo y un increíble dominio de la estrategia del otro y las incertidumbres que provoca.
En los últimos meses, los grandes maestros mundiales de la distancia de escape han desplegado sus pantallas de humo a modo de oráculo de Delfos. ¿Cuáles son los principales factores de desestabilización mundial? Sencillo:
1. El Terrorismo Global
2. La Crisis Financiera de raíz hipotecaria
3. La Crisis Alimentaria
Sobre el primero de los factores no es necesario explayarse porque es un clásico en los top, el segundo es específico y, en consecuencia, circunstancial. Pero el tercero es genérico y, por definición, endémico.
Pero esa larga presencia del factor alimentario en las listas negras siempre ha obedecido a causas pretendidamente coyunturales con el devenir de los tiempos: climatología adversa, conflictos bélicos, plagas, tendencias demográficas, etc. En el momento actual, las causas coyunturales también resultan atractivas para el gran público, incluso polémicas:
1. Desarrollo del gigante Chino y en menor medida indio con sus crecimientos en el nivel de vida y, en consecuencia de demanda con alteraciones en la dieta tradicional y mayor incremento del consumo de carne y, en consecuencia, de forraje y pienso.
2. Desarrollo de cultivos destinados a la producción de biocombustibles en detrimento de cultivos tradicionales.
3. Cambio Climático con alteración de los ciclos naturales productivos.
Ciertamente, son factores que pueden explicar la crisis alimentaria que nos amenaza, perdón: que les amenaza a los otros. Pero, no nos engañemos, tan sólo levemente. Por encima de todos ellos hay un factor dominante que, en ocasiones, se deja caer, pero al final de la lista de calamidades, como un mal menor e inevitable: LA ESPECULACIÓN.
Si Adam Smith volviera a la vida por un milagro de la biotecnología, sería un feliz ausente, un cándido sin remedio que no tardaría en sucumbir al engaño del más zafio de los especuladores. Y es que la mano invisible ni es invisible, ni cuenta ya con dedos para hacer frente al mercado. El mercado auto regulador dejó de existir hace ya mucho tiempo y, hoy en día, es simplemente un chiste cruel y de mal gusto. Si hay algo que se auto regula a la perfección es la ESPECULACIÓN. Cuando un área de generación se agota, como ha sido el caso del sector hipotecario en particular y de la actividad productiva general, tan sólo hay que buscar nuevos filones que explotar. Y en este caso, no se trata de un nuevo sector de especulación porque los activos alimentarios han sido siempre un buen negocio, sino más bien la presencia de pantallas de humo que permitan practicar la distancia de escape: especulación en el precio del petróleo, la coartada de los biocombustibles y la gran parodia del Cambio Climático.
Hay mucho miles de millones que ganar. Por cada dólar que se ingrese, siete niños morirán, pero son los otros niños, no hay mayor problema. Y es que, una vez más, todo parece ser cuestión de estilo: estaba mal visto gasear judíos y razas inferiores, pero hay muchos negritos.
No, no me tachen de irónico, caustico o quizás frívolo. Simplemente carezco de distancia de escape y me siento afortunado por ello.
3 comentarios:
No hay ironia, ni frivolidad, tan sólo bocados de realidad aunque no nos guste que nos lo recuerden.
Enhorabuena por el post, es estupendo.
Marcos
La realidad siempre supera a la ficción.
Galbraith fue director de es proyecto de estudio de bombardeos aliados a Germany en la guerra y muy crítico. Puede ser de aquí su opinión.
Frank Talbott
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