El jueves 15 de mayo es el día que muchas comunidades internautas se han marcado para desplegar acciones en defensa de los Derechos Humanos. Yo, como soy persona que facilmente se integra en estas iniciativas, hago lo propio. Pero en el fondo, siempre que surge el tema de los Derechos Humanos me siento incomodo porque no se cómo interpretar la ambivalencia que conllevan.
No soy nada amigo de las frases rotundas y en este tema hay tantas como lagrimas en el mar. Pero algo que me ha llamado siempre la atención, es la multiplicidad de interpretaciones que encierran estas dos palabras. Así, por citar sólo algunas:
“Sólo tienen derechos los que sepan mantenerlos” – Marques de Condorcet
“Los derechos se toman, no se piden” – José Marti
Y es que normalmente el desarrollo de los derechos de algunos supone casi siempre hacerles la puñeta a otros o, por lo menos, la historia así parece confirmarlo. Los alemanes del Reich Milenario exigían su derecho a no verse gobernados en la sombra por los judios y demandaban el derecho a disponer de su Lebensraum – espacio vital a costa de las subrazas del Este. Poco más tarde, los mismos judios exigían su derecho a tener una tierra propia a costa de los palestinos. Desde hace unos años, los occidentales tenemos derecho a contaminarnos menos a costa de hacer que otros lo tengan más crudo para alimentarse los próximos años. Y así podríamos continuar indefinidamente.
Esta mañana, mientras paseaba por la Gran Vía de Bilbao, he asistido a una nueva paradoja de los Derechos Humanos. Cuando las campanas han anunciado las doce del mediodía, grupos de personas han salido de sus oficinas y comercios para congregarse silenciosamente en la calle como ocurre cada vez que se produce un acto terrorista con victimas. En esta ocasión, como suele ser habitual, los otros tambien han convocado sus correspondientes concentraciones no tan silenciosas. Los unos reclaman la paz, los otros reclaman…no lo se, supongo que también la paz aunque no estoy tan seguro. Y mientras tanto, alguien llora en silencio, impotente, sin acabar de comprender qué ha podido suceder, sin derechos por ser humano.
Buenas tardes y buena suerte
1 comentario:
Fuerte, pero cierto, no puedo decir más...
Antonio
Publicar un comentario