No, todavía no se me ha ido la pinza, como dicen ahora. Los baretos y cafeterías son lugares excelentes para observar el funcionamiento de procesos. Esta misma mañana, me tomaba una cortadito en la capital del reino y observaba el funcionamiento de la cadena productiva.
Entras al local, te apoyas en la barra, uno de los camareros saca una bandeja del friegaplatos mientras te da los buenos días y te pregunta qué deseas. Un cortado, sí señor, un cortado pasa orden a otro camarero situado frente a la cafetera que recibe también encargos de otros camareros. Cuando el cortado está listo, el de la cafetera lo deja en un punto intermedio, lo recoge un camarero y se lo pasa al mío que lo sirve sonriente. Rápido y eficaz.
Esto ocurre lógicamente en locales de tamaño medio y con afluencia regular de público. En aquellos que son más pequeños, acostumbra a operar el camarero – orquesta que lo mismo te sirve un cortado mientras cobra a otro cliente que prepara un bocadillo al mismo tiempo que canta una copla.
¿Cuál es la conclusión?
Los camarero – orquesta son capaces de acomodarse a un sistema basado en procesos compartidos. Los camareros - proceso difícilmente consiguen ser eficaces en situaciones de camarero – orquesta. Es una cuestión de gestión del talento.
Ah! Se me olvidaba. En estos locales, en ocasiones te encuentras a una señora triste y aburrida que recibe los tickets y el abono de los clientes, cobra y deja las vueltas en un platito para que el camarero de turno las retorne. Esta no es cuestión de eficacia, sino más bien una reminiscencia de desconfianza. Pues bien, la experiencia dice que, en gestión del talento , la permisividad controlada resulta más barata que el control sistemático.
Buenos días y buena suerte
3 comentarios:
"la permisividad controlada resulta más barata que el control sistemático"
Sin ninguna duda. Y como ejemplo basta comparar los bares de pintxos de, por ejemplo, Donostia (donde cada uno coge y "paga" lo que quiere) y, también por ejemplo, las franquicias que ofrecen pseudopintxos "vascos" en Barcelona (donde tienes que enseñar los palillos).
En los primeros prima la confianza a priori. Y como resultado, normalmente el cliente se porta "rentablemente" sostenible y etica-gastronomicamente agradecido.
En los otros caso, la sensación de que apriori eres un delincuente sisa-pintxos rompe la confianza y te lleva al lado oscuro con el valor añadido del puntito que tiene transgredir (como cuando al "pica" de cercanias le volamos el pago de dos apeaderos y una estación). Además de que obliga al hostelero de turno a tener que poner un segurata caza "talentos".
Joxan
Saludos On Jose Luis. Aspaldiko. No se como he llegado hasta aquí, pero aquí estoy. Acabo de descubrir el blog y nada más empezar a leer las últimas entradas no he podido reprimirme y comentar la gestión de los baretos. Voy a seguir leyendo hacia abajo que creo que todavía me quedan unos cuantos.
Tu blog ya esta en mi lista de fuentes (de sabiduria) subscritas.
Avec Plaisir.
Joxan (Bera/Tolosa)
"Tu blog ya esta en mi lista de fuentes (de sabiduria) subscritas"
sabiduría y suscritas.
Es que ya digo yo que no existe el bilingüismo equilibrado.
buenas tardes y mejores noches.
Joxan
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