ERRORES CASI MORTALES

Casi dos décadas trabajando como mediador de innovación dan mucho de sí. Entre los errores propios que han sido muchos y los ajenos que uno ha contemplado, el conocimiento tácito acumulado ha sido generoso y quisiera convertirlo en explícito aprovechando este espacio virtual. Así que mis próximos post tendrán un tema común:

ERRORES CASI MORTALES

Los defino como casi mortales porque en innovación, como en todo intento de cambio y progreso, los errores abundan, pero lejos de convertirlos en graves problemas, hay que ser estratégicos y percibirlos como grandes oportunidades. Ergo lo correcto es afirmar aquello de:

EL ERROR ES EL CAMINO HACIA EL ÉXITO

Esta es una frase que siempre he suscrito y considero cierta, pero siempre que se respeten lo que llamo las cuatro aes:

· ACEPTAR

· ASUMIR

· APRENDER

· AJUSTAR

Y es que como dijo mi tía abuela cuando se enteró del descubrimiento luminoso de Edison:

“No había fracasado hasta ahora, sólo había descubierto 999 maneras de no hacer una bombilla”

¿POR QUÉ INNOVAR?

¿Por qué hay que innovar?

Esta es la pregunta del millón y la que debería hacerse todo staff directivo que se le haya pasado por la cabeza establecer la innovación como línea estratégica.

De hecho, creo que antes que nada es necesario formularse una serie de cuestiones vitales:

¿Necesitamos innovar?

¿Hacia dónde debemos dirigirnos?

¿Qué acciones debemos desarrollar?

¿Qué esperamos conseguir?

La respuesta a cada una de estas cuestiones supone la consecución de cada una de las etapas de un camino que debe concluir necesariamente en valor:

· ANALIZAR

· DETECTAR

· GENERAR

· DESARROLLAR

El análisis y detección supone el desarrollo de PROSPECTIVA ESTRATÉGICA.

La generación implica activar la CREATIVIDAD y desarrollar INVENCIÓN.

Finalmente, el desarrollo supone alcanzar la socialización de la invención y, en consecuencia, alcanzar INNOVACIÓN.

Si cubrimos el road – mapping con éxito, habremos alcanzado VALOR.

THE TIMES THEY ARE A- CHANGING´

Ya se lo temía, pero su graciosa majestad se ha levantado esta mañana con los indios en las cocinas de Buckingham Palace. Ya llevaba mal eso de aguantar a míster Al – Fayed instalado desde 1985 en Harrods pese a los ímprobos esfuerzos de Tiny Rowland por evitar la pérdida para el Imperio de House of Fraser. Pero lo de hoy supera toda lógica para su graciosa majestad. ¡Land Rover y Jaguar, las dos joyas motorizadas de la Corona en manos de los indios! Bueno, más concretamente en manos de Tata Motors y de forma más específica entre los dedos de Ratan Tata, el hombre que presentó hace un mes el coche de los 1.700 euros, destinado a motorizar a toda la India.

Finalmente Ford ha cerrado el trato con Tata Motors por un montante de 1.300 millones de euros para gozo metafísico de Mr. Ratan que ya se imagina a su graciosa majestad dándose un garbeo por sus propiedades de Balmoral a bordo de un Land Rover modelo Madras, Curry o vaya usted a saber qué.

Y es que los tiempos cambian. Las dos joyas del Imperio, Egipto y la India, han acabado por dar la puñalada trapera a su graciosa majestad. La una se hace con los teddy bears y la otra con la carroza motorizada por excelencia. El compañero sentimental de su graciosa majestad, el Duque de Edimburgo, ya le quitó a Mr. Al – Fayed su Royal Warrant (reconocimiento real de proveedor) en un arrebato de mala milk de los Midland. Mucho me temo que Land Rover se va quedar sin el suyo correspondiente en breve.

LOS ESTRATÉGICOS

Esta es la última entrega sobre las Tribus de la Innovación y se la hemos reservado a los auténticos innovadores de la selva: los estratégicos.

Los estratégicos son indígenas tremendamente sociables. Gustan de participar con otras tribus en la búsqueda del árbol más alto de la selva, el poblado más desarrollado, el zumo de papaya más genuino o cualquier otro desafío de competencia que se presente.

Sin embargo, son gentes aventureras que no se asientan indefinidamente en un lugar. Les gusta otear el horizonte en búsqueda de nuevos lugares donde asentarse. Claros de la selva virgen donde pueden experimentar nuevas formas de organización y relación. Sus vecinos siempre acaban siguiéndoles la pista, pero para cuando llegan, ellos ya están en marcha hacia nuevos destinos. Se suele decir de ellos que son buscadores de potenciales problemas como materia prima para convertirlos en exquisitas oportunidades de futuro.

Son también grandes escaladores que coronan cimas inexploradas. Pero cuando se les pregunta qué les mueve en estas locas aventuras, siempre acaban respondiendo lo mismo: ascendemos a las cumbres para poder divisar nuevos desafíos.

ODIOSAMENTE INOPORTUNO

Evidentemente parece ser mejor ver, oír y calla.
Ayer reduplique mi post sobre la perversa creatividad de Al- Qaeda en una web de encuentro e intercambio de ideas que suponía avanzada. Pero hace unos minutos he recibido un comunicado informándome de la retirada del artículo por considerarlo "odiosamente inoportuno".
Ciertamente me ha dejado perplejo esto de permitir con nocturnidad y alevosía los vídeos de Happy Slapping, lease palizas a menores por parte de otros menores no sólo en edad sino también en inteligencia y, en cambio, censurar como "odioso" un comentario sobre la siempre odiosa acción terrorista.
En fin, la hipocresia puritana de más de allá el océano no tiene limites, así les va.
Ahora que caigo, este es un espacio del más allá de allá con lo que no se asombren si un día de estos también desaparece.
Buenas noches y buena suerte

MI QUERIDO CABRONAZO

No es costumbre de este blog iniciar polémicas y menos aun prolongarlas en el tiempo, pero voy a hacer una excepción en relación con mi último post: La perversa creatividad de Al- Qaeda.

No era mi intención atraer la atención con este post, pero parece que lo he conseguido a la vista de los “hits” de los dos últimos días. No ha suscitado muchos comentarios aunque algunos de ellos, pese a mi respeto por el libre pensamiento, pueden calificarse de inoportunos que es una forma de adjetivar la ausencia de inteligencia.

Como decía, no voy a entrar en polémicas y menos aun en estos temas, pero sí quiero lanzar al aire algunas reflexiones, seguramente irreverentes, pero indudablemente inteligentes.

Si dirijo mi mirada hacia atrás, sólo puedo optar por dos posibles alternativas: hacerme el indio (curiosa expresión que supongo deviene de la perplejidad de los indígenas americanos ante la llegada de la Civilización con mayúsculas) o plantearme algunas cuestiones. Y como no creo que fuera sioux, dakota o pawnee en alguna reencarnación anterior, prefiero hacerme las preguntas limitándome tan sólo a nuestro pasado inmediato y centrándome en algo muy concreto como es el término GENOCIDIO.

Por hacer algo de historia, comentaré que el término es reciente aunque no ocurre lo mismo con el fenómeno. Raphael Lemkin, judío polaco, lo creó a partir de las raíces grecolatinas “genos” (familia, tribu, raza) y “cidere” (matar). Pero al grano que no es gerundio…

Nordhausen, Belsen, Buchenwald, Vinnitsa, Auschwitz, Sobibór, Efraín Ríos Montt, Iosif Stalin, Jean Paul Akayesu, Reinhard Heydrich, Adolf Hitler, Genrik Yagoda, Hiro – Hito, Ali Hassam al- Majid, Pol Pot y esto podría ser interminable.

Pero mire querido amigo cabronazo, ya que si el que suscribe es un cabrón según usted, al considerarle amigo y compadre que menos que considerarle una guía y maestro, prefiero no hacerme preguntas del pelo: ¿cómo? ¿por qué?

Prefiero pensar: Einstein, Dennet, Descartes, Newton, Pasteur, Galbraith, Casals, Neruda, Sócrates, Händel, Mann y esto también podría ser interminable.

Pero lo realmente vital es que para que exista un Heydrich tiene que existir una Sophie Scholl y para que reconozcamos a un Dennet tiene que surgir un Yagoda.

En otras palabras, querido cabronazo, tú solo existes porque yo lo hago y yo sólo puedo escribir estas líneas porque tú me lees.

Quiero concluir citando al presidente del Imperio en su discurso con motivo del quinto aniversario de los atentados del 11 S:

“Anhelamos que llegue el día en que las naciones de esa región reconozcan que su mayor recurso no es el petróleo bajo su suelo, sino el talento y creatividad de su pueblo.”

Buenas tardes y buena suerte

LA PERVERSA CREATIVIDAD DE AL - QAEDA

Hace algunas semanas participe en una mesa redonda sobre innovación y estrategias de futuro. Nos hallábamos en la recta final cuando alguien me hizo la pregunta que siempre espero, pero nunca llega. Y esta vez llegó, no sé si de forma ingenua o con muy mala leche, pero siempre una pregunta inteligente.

¿Consideraría los atentados de las Torres Gemelas como un ejercicio de creatividad?

Tarde unos segundos en contestar, no porque no supiera qué decir, sino porque intentaba recordar cuánto llevaba esperando esa pregunta. Mi respuesta, más o menos literal, fue la que sigue:

Parte de mis antepasados son gallegos, así que me va a permitir contestarle con otra pregunta: ¿Cómo sabe usted en una película quién es el bueno?

En otras palabras, el blanco existe gracias al negro, el ying tiene el yang, Dios tiene al Diablo, el Real Madrid cuenta con el Barça y cuando alguien quiere empezar una guerra, lo primero que hace es buscarse un enemigo.

Con la creatividad ocurre lo mismo. Para que una idea sea creativa debe demostrar ser útil, es lo que lo expertos denominan socialización de la invención. Lo que ocurre es que el concepto de utilidad es polisémico en este caso según quien lo maneje.

Técnicamente el atentado de Al – Qaeda puede ser calificado de creativo y espero que me disculpen por la afirmación que en forma alguna pretende ser frívola. Pero cumple con las condiciones: combina tecnología existente de una nueva forma para obtener un nuevo resultado y genera utilidad en el marco de una organización terrorista. En consecuencia, podemos decir que es perversamente creativo.

Es la eterna dualidad que, entre otras cosas, nos hace libres para decidir y asumir. Werhern von Braum está considerado el padre de la aventura espacial con sus ideas sobre cohetería, pero no debemos olvidar que poco antes también fue el padre de las V2 que la Reichswehr lanzó sobre Inglaterra. ¿Criminal de guerra nazi? ¿Padre de una nueva era?

En cualquier caso, quiero decirle que es necesario hacerse este tipo de preguntas y tratar de encontrar respuestas sin escandalizarse. Solo así será posible seguir avanzando.

RATA-TA-PLAN

Recuerdo la Semana Santa de toda la vida. El Jueves el mundo se paraba en seco y sin ABS. Comercios, museos, cines, todo cerrado a cal y canto. Como mucho la radio emitía música sacra entre rosario y vía crucis. Las procesiones eran el espectáculo público, interminable y gratuito, a no ser claro, que alquilaras algunas sillas en primera fila de cera. Como decía mi tío abuelo: hasta las putas descansan. Aunque no era del todo cierto porque acudían puntualmente a los desfiles procesionales entre lagrimita y saetita. El Viernes tempranito comenzaba la peregrinación de iglesia en iglesia. En mi santa ignorancia infantil, nunca llegue a entender muy bien el significado de los sudarios nazarenos sobre las imágenes como si quisieran esconder su dolor frente a los penitentes itinerantes. El sábado era como tierra de nadie, acababan las procesiones y las radios aminoraban su maratón de Haendel. De mañana, las gentes paseaban por los parques y recorrían las calles comerciales de tarde, admirando los escaparates con un suspiro contenido, quizás un chocolate con churros y poco más. Y por fin, llegaba el Domingo de Resurrección. Y efectivamente, todo resucitaba. Recuerdo que conseguir una entrada para la sesión numerada de las 19´30 era un acto heroico, aunque mi abuela siempre las conseguía y de las mejores. La peli era lo de menos, aunque una de John Wayne o Randolph Scott tampoco se despreciaba, bueno, Gary Cooper y de indios ya era un orgasmo visual. Pero, lo realmente importante, era que todo resucitaba, hasta el Cristo se preparaba para nacer de nuevo en el portal. Y la vida seguía.

¡Como hemos evolucionado abuela!

Bueno, algunos dirán que involucionado, pero lo que tengo claro es que no hemos innovado: ahora hacemos lo que hacemos el resto del año, pero a lo bestia.

ME GUSTA QUE NO ME GUSTE

Circunstancias personales me han llevado a visitar con cierta frecuencia la cafetería de un gran hospital en los últimos días. Durante mi primer café centre mi atención en la taza, el camarero y la cuenta. Pero en las visitas sucesivas comencé a observar a la clientela ocasional y descubrí con cierto asombro el museo de arte emocional que puede llegar a ser uno de estos lugares. Semblantes adustos, miradas huidizas, ojos húmedos, pensamientos perdidos, recuerdos, recuerdos y más recuerdos flotando en el aire, impotencia, arrepentimientos contenidos, vidas ausentes. Han podido cambiar los entornos, dicen algunos que humanizandose, afirmamos otros que emboscando la doliente inteligencia emocional: pantallas planas en las sala, máquinas de café, kit- kat y patatas artesanales de la abuela. Pero, en el fondo, poco o nada ha cambiado. Somos emociones aunque a muchos les cueste admitirlo. Somos el resultado de una opción caprichosa del hipotálamo que decide si algo va a la memoria a largo o corto plazo, si recordaremos el nombre de la persona que acabamos de conocer o ni tan siquiera lo hemos llegado a percibir, si nos place una novelucha del tres al cuarto o preferimos el último ensayo de Fiederiktosher o si nos extasiamos ante el meadero de Duchamps o nos meamos de risa aprovechando la sugerencia.
Cuando acabé mi último café, una sonrisa se acercó a mis labios mientras mi hipotálamo decidía: me gusta que no me guste.

EL TIMO DE LA INNOVACIÓN

Quienes vivimos de la Innovación, es decir que nuestro trabajo es mediar para que personas y organizaciones sean protagonistas activos del cambio, vivimos con cierta angustia los tiempos que corren. Y es que, como diría mi tía abuela: son malos tiempos para la Innovación.

No, no me he metido entre pecho y espalda cinco lingotazos de Dyc o cualquier otra pócima del botellón. Es cierto, son malos, muy malos tiempos para la Innovación.

Tiempos de iluminados intrusistas, tiempos de políticos arribistas, tiempos de grandes dineros y promesas, tiempos de celebrados eventos interplanetarios, tiempos de conocimiento vulgarizado y sabiduría tibetana.

Yo nunca he sabido el nombre que define a nuestra profesión. Los que se ocupan de tuberías y desagües se denominan fontaneros, los que andan entre ladrillos y cemento son los obreros, perdón trabajadores de la construcción o familiarmente paletas, quienes profieren improperios, amenazan con el desastre apocalíptico y se rasgan las chaquetas de Armani se autodefinen políticos. Pero, la verdad, llamarme INNOVADOR me parece pedante y exagerado. ¿Puede alguien proponer nombres?

Quizás este sea el único consuelo que nos queda en medio del gran happening de la Innovación, último descubrimiento de la Humanidad, avanzada claro, porque los paletos de por allá andan todavía pensando en cómo instalar una televisión en la aldea.

Y el caso es que me ronda una pregunta desde hace ya algún tiempo:

¿Y cómo coño hemos conseguido sobrevivir hasta ahora sin la Innovación?

LOS OTEADORES

Dentro de la serie Tribus de la Innovación hoy les toca el turno a los OTEADORES. Esta es una tribu formada por gentes tranquilas, seguras de si mismas y tremendamente estables. Hace muchas lunas fueron los burgueses de la jungla, pero ahora se consideran parte de los grandes, sin demasiado pasado, pero con escudo heráldico que preside la entrada de todas sus aldeas.
A diferencia de los Apagafuegos, se sitúan en los claros de la selva, allí donde saben que todo hijo de vecino tendrá que acabar pasando. En estos claros sitúan sus torres y se dedican al noble arte de la observación, de ahí que, en ocasiones, se les llame familiarmente los Palomeros.
Son gentes laboriosas y que no dan demasiado valor a esto de la creatividad y la innovación, por lo menos en esencia. Creen firmemente que este tipo de actividad es propio de los bohemios y soñadores. Pero definitivamente son gente práctica por lo que otean los senderos que cruzan los claros de la jungla y cuando localizan a un bohemio emprendedor que acaba de crear una gran idea en potencia, zas!, cataplas! Es capturado educadamente y agasajado como si del propio príncipe de Kalpurtan se tratara.
Querido muchacho - le dicen - nosotros y tú estamos llamados a hacer grandes cosas que revolucionaran el mercado. Tu tienes la idea, nosotros la pasta. ¿Qué más se puede necesitar?
Los americanos llaman a esta tribu los ME TOO, yo los llamo ¡Que inventen ellos!
En cualquier caso, no hablamos de creadores innovadores, como mucho de mecenas patrocinadores, aunque en realidad se quedan con todo: la idea, la fama y la pasta.

LAS TRIBUS DE LA INNOVACIÓN

A partir de hoy, tienes a tu disposición un club de tribus de la innovación en la barra lateral. De momento, contamos con el Club de los Apagafuegos: innovadores por obligación.
A medida que vayamos viendo las distintas tribus, aparecerán sus clubes y miembros.
Si quieres sugerir un miembro, no tienes más que enviarme un mail o añadir un comentario a este post.
No seremos la Michelin pero por algún sitio hay que empezar.
Buenas noches y sed felices

DON´T WORRY BE HAPPY

Acabo de regresar de un encuentro con profesores de ciclos formativos de la red de centros de La Salle - por cierto, una de las organizaciones más activas en innovación educativa en este país-. Ciertamente, resulta refrescante cambiar de ámbito de vez en cuando y volver a los orígenes para intercambiar ideas con las personas que están en un auténtico frente de batalla diario. Ayer por la tarde hablamos de innovación, creatividad, personas y empresa - algo que yo prefiero llamar organizaciones- y, casi al concluir la sesión de trabajo, surgió una pregunta maldita: ¿cuál es el objetivo de una empresa? Cuando me hacen ese tipo de pregunta, mejor esa pregunta en concreto, mi respuesta es siempre la misma: LA EMPRESA ESTÁ PARA HACER FELICES A LAS PERSONAS Pero siempre que contesto de esta forma, comienzan a aflorar miradas chispeantes y sonrisas esbozadas. Algo así como: ¿de dónde sale este? Pues de la vida misma compañero. Si las personas no son felices, es dudoso que la empresa - organización pueda aspirar a grandes cosas. El objetivo es que el empresario sea feliz, los accionistas sean felices, los empleados, todos, desde el director general al recepcionista sean felices y coman perdices. No me imagino otro fin. Y quisiera añadir algo más en esta happy hour: La creatividad y, en definitiva, la innovación tienen como fin esencial hacer felices a las personas. A unas las hará felices con un montón de pasta gansa, a otras con la increíble satisfacción del objetivo conseguido, quizás otras sean felices con el reconocimiento y agradecimiento de sus compadres y hasta habrá alguno que sea feliz viendo a los demás felices. Y como me he puesto sentimentalmente metafísico, quisiera acabar con otra extraña reflexión: NADIE TRABAJA POR NADA PERO NO TODO EL MUNDO TRABAJA EXCLUSIVAMENTE POR DINERO. Buenas noches y SEAN FELICES.

EL NATURALISTA DEL BEAGLE

Un lector de este espacio me sugirió a propósito del artículo dedicado a los Apagafuegos que profundizara en los conceptos de evolución e innovación. Profundizar en este tema exigiría con toda seguridad escribir todo un ensayo y este no creo que sea el lugar para esas extensiones. Pero como los lectores mandan, intentaré al menos ser algo más específico.

El amigo Darwin fue todo un innovador al poner patas arriba los modelos estables que habían caracterizado a la sociedad europea en lo referente al de dónde venimos y a dónde vamos que más bien parece el título de una copla de la Pantoja. Sin embargo, tampoco hay que otorgarle todo el merito al naturalista sin paga del HSM Beagle. El amigo Malthus, optimista bien informado por antonomasia, es decir pesimista impenitente, le acabo de dar las pistas clave en su Ensayo sobre el principio de la población. Sea como fuere, Charles Darwin armó la de San Quintín con su teoría de la evolución por selección natural dando el golpe de gracia a los fijistas – creacionistas.

La tranquila oposición entre los conceptos de EVOLUCIÓN e INNOVACIÓN es evidente si se repasa esta teoría: la selección natural es un proceso por el cual los efectos ambientales conducen a un grado variable de éxito reproductivo entre los individuos de una población de organismos con características, o rasgos, diferentes y heredables.

No es difícil trasladar esta reflexión a un ecosistema económico específico condicionado por efectos ambientales de todos conocidos. Cuando alguno de estos parámetros se dispara los problemas se agravan y, en consecuencia, la competencia hace que unos evolucionen hacia posiciones de preeminencia y otros malvivan o acaben por desaparecer.

Pero lo interesante de todo esto es que, después de cada cataclismo en el ecosistema, este sigue siendo el mismo en esencia, es decir CAMBIO – EVOLUCIÓN, pero no INNOVACIÓN – REVOLUCIÓN.

Ya, ya sé lo que algunos están pensando: existe algo llamado innovación incremental que se corresponde con el CAMBIO – EVOLUCIÓN. Pues sí, efectivamente, pero estaremos todos de acuerdo en que la innovación incremental no es el tipo de Innovación por excelencia. Y si me apuran, hasta podemos creer que es un concepto generado para cumplir aquello de aquí paz y luego gloria en relación con la Calidad.

La Innovación pura y dura es aquella que no evoluciona sino que crea un nuevo ecosistema con nuevos efectos ambientales por generar y modular, aunque estará también condenado a la larga a las oscuras previsiones maltusianas.

Terminemos la reflexión con un ejemplo: el teléfono móvil es una INNOVACIÓN en toda regla, pero los teléfonos 3G con cámara de 5 megapixels, MP3 y no sé cuantos cachivaches añadidos no es innovación sino EVOLUCIÓN o bien innovación incremental. Cuando alguien desarrolle la comunicación virtual a través de las alcachofas, entonces podremos darle una patada al móvil y hablar de INNOVACIÓN. Tomen nota los directivos de Telefónica ya que deberían ir preparando una nueva imagen de marca de la compañía: ALCACHONICA?

Un ejemplo más para terminar: los sucesivos debates televisivos de ZP y RA distan de ser INNOVADORES, más bien, visto lo visto, son pura INVOLUCIÓN.

ALMA CREATIVA

En próximas entregas continuaré con el tema de la Tribus en Innovación. Pero hoy quisiera volver sobre un lugar común cuando se habla de innovación y, en consecuencia, de creatividad. En realidad, se trata de un preconcepto que es como llaman los doctos a aquellos conocimientos de elaboración personal, basados en la experiencia propia, pero carentes de fundamentación. Vamos, eso que vulgarmente se llama errores conceptuales o, como diría Cánovas del Castillo, falacias.

Esta falacia en concreto se centra en la creencia popular de que sólo algunos son los elegidos a la hora de poder ser protagonistas de actos creativos que provoquen innovación. Hablamos de sabios, genios o en menor medida artistas. Nada más lejos de la realidad: la creatividad no solamente está abierta a todos, sino que todos nacemos con ella. En consecuencia, es universal.

Aunque el ejemplo parezca pueril, yo siempre acostumbro a decir que uno de los mejores museos prácticos de la creatividad es la cocina. Y no hablo de Adrià o Arzak. No, no, la cocina monda y lironda que todos tenemos en nuestras casas.

Si tiene tiempo, parese un momento esta noche a observar y se dará cuenta de que está rodeado de grandes ideas creativas que a fuerza de ser cotidianas nos pasan desapercibidas.

Todo esto viene a cuento de recordar a uno de los grandes creativos cotidianos: Gabriel Lluelles (Barcelona,1923) a quien la ciudad condal acaba de rendir homenaje con una exposición en la cripta del FAD (Foment de les Arts i del Disseny).

Gabriel Lluelles ha sido siempre uno de mis grandes héroes junto a Tintín, el Maltes y demás. Un hombre creativo hasta la medula y también bastante desconocido aunque día sí y día también utilicemos alguna de sus grandes ideas: la minipimer para PIMER (Pequeñas Industrias Mecánico Eléctricas Reunidas), el exprimidor, tostadoras, aspiradoras y mucho más.

Desde aquí mi más sincero agradecimiento por su genialidad y por su humildad que demuestra que todos tenemos un alma creativa que descubrir.