martes, 4 de marzo de 2008

EL NATURALISTA DEL BEAGLE


Un lector de este espacio me sugirió a propósito del artículo dedicado a los Apagafuegos que profundizara en los conceptos de evolución e innovación. Profundizar en este tema exigiría con toda seguridad escribir todo un ensayo y este no creo que sea el lugar para esas extensiones. Pero como los lectores mandan, intentaré al menos ser algo más específico.

El amigo Darwin fue todo un innovador al poner patas arriba los modelos estables que habían caracterizado a la sociedad europea en lo referente al de dónde venimos y a dónde vamos que más bien parece el título de una copla de la Pantoja. Sin embargo, tampoco hay que otorgarle todo el merito al naturalista sin paga del HSM Beagle. El amigo Malthus, optimista bien informado por antonomasia, es decir pesimista impenitente, le acabo de dar las pistas clave en su Ensayo sobre el principio de la población. Sea como fuere, Charles Darwin armó la de San Quintín con su teoría de la evolución por selección natural dando el golpe de gracia a los fijistas – creacionistas.

La tranquila oposición entre los conceptos de EVOLUCIÓN e INNOVACIÓN es evidente si se repasa esta teoría: la selección natural es un proceso por el cual los efectos ambientales conducen a un grado variable de éxito reproductivo entre los individuos de una población de organismos con características, o rasgos, diferentes y heredables.

No es difícil trasladar esta reflexión a un ecosistema económico específico condicionado por efectos ambientales de todos conocidos. Cuando alguno de estos parámetros se dispara los problemas se agravan y, en consecuencia, la competencia hace que unos evolucionen hacia posiciones de preeminencia y otros malvivan o acaben por desaparecer.

Pero lo interesante de todo esto es que, después de cada cataclismo en el ecosistema, este sigue siendo el mismo en esencia, es decir CAMBIO – EVOLUCIÓN, pero no INNOVACIÓN – REVOLUCIÓN.

Ya, ya sé lo que algunos están pensando: existe algo llamado innovación incremental que se corresponde con el CAMBIO – EVOLUCIÓN. Pues sí, efectivamente, pero estaremos todos de acuerdo en que la innovación incremental no es el tipo de Innovación por excelencia. Y si me apuran, hasta podemos creer que es un concepto generado para cumplir aquello de aquí paz y luego gloria en relación con la Calidad.

La Innovación pura y dura es aquella que no evoluciona sino que crea un nuevo ecosistema con nuevos efectos ambientales por generar y modular, aunque estará también condenado a la larga a las oscuras previsiones maltusianas.

Terminemos la reflexión con un ejemplo: el teléfono móvil es una INNOVACIÓN en toda regla, pero los teléfonos 3G con cámara de 5 megapixels, MP3 y no sé cuantos cachivaches añadidos no es innovación sino EVOLUCIÓN o bien innovación incremental. Cuando alguien desarrolle la comunicación virtual a través de las alcachofas, entonces podremos darle una patada al móvil y hablar de INNOVACIÓN. Tomen nota los directivos de Telefónica ya que deberían ir preparando una nueva imagen de marca de la compañía: ALCACHONICA?

Un ejemplo más para terminar: los sucesivos debates televisivos de ZP y RA distan de ser INNOVADORES, más bien, visto lo visto, son pura INVOLUCIÓN.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por extender tu comentario. No es un ensayo efectivamente, pero es tremendamente esclarecedor.

Anónimo dijo...

Hombre, Ra, como tu dices si ha sido innovador con su niña de la cabeza o la cabeza de su niña según se mire.No, en serio,ha sido un insulto a la inteligencia.